viernes, 21 de marzo de 2014

Tal vez sea la primavera lo que buscamos al escribir.

Porque las primaveras siempre van a ser mis estaciones preferidas, porque tienen algo que no creo que nadie pueda llegar a entender. Y es que a lo mejor es eso, la primavera, lo que el amor la sangre altera.
Pero también pienso que las flores engañan, porque la primavera puede ser tan destructiva como el invierno.
Ni siquiera sé por qué escribo, si antes sólo lo hacía cuando echaba de menos a alguien.

Y bueno, que sí, que echo de menos pero no sé el qué, si el calor de tu cuerpo, o el frío de este último invierno.
Necesito que me ayudes a ordenar el desastre de mí que hay ahora. Y supongo, que como siempre, sólo sabes hacer tú.


Que contigo todo es distinto, más bonito, y eso es lo que quiero, que maquilles este caos del rojo cereza de tus labios.
La que era capaz de iluminar Gran Vía con su paso firme y su sombrero negro. Se sabe la cantidad exacta de cosquillas para desquiciarme y el número exacto de amaneceres para enamorarme. La que todos eran capaz de reconocer, y tan pocos conocían.


También hay que elegir bien con quién compartir la primavera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario