Si se juntan seis personas,
quince cervezas y un folio en blanco,
explotan muchas cosas por dentro y por fuera.
No sé lo que somos, pero estamos en perfecta sintonía.
Hipersensibles, melancólicos en corazones de piedra.
Qué choque de tinta y papel.
Qué escalofríos. ¡Qué bonito eres, mundo!
Mira qué bonita nuestra noche de bohemia.
Y pregunto, ¿por qué la cerveza empezó a saber tan dulce?
Quizás la respuesta sea porque valió la alegría y no la pena.
Sois poesía.
¡Volveremos!