viernes, 14 de febrero de 2014

Última de la última vez que te escribo.

Chocaron mis ganas de ser todo con tus ganas de ser nada. Y ya sabemos lo que ocurre cuando multiplicas algo por cero.
El problema será que nos dicen que no perdamos la esperanza, pero que nunca la vi llegar y quedarse. Y así quién no. Se nos agotó la esperanza, porque con lo que quedaba de nosotros ya no alcanzaba.
Que las cosas que se joden con ganas, se joden bonitas.
Se rompen en partes totalmente proporcionales a lo que duelen.
A lo que dueles.
Pero es que hay vicios que son magníficos, como susurra Leiva. Y tú eres eras ese tipo de vicio.
Que cuando intentas parar en seco sobre suelo mojado,
derrapas.
Que cuando intentas evitar los polos opuestos,
te atraen más.

Tú siempre me preguntabas en qué momento había empezado a quererte. Empecé a quererte exactamente cuando me llamaste para decir que me dejabas. De hecho fue en ese preciso momento cuando olvidé el amor que sentía antes, me olvidé de la ternura y del sexo, de tu lengua, me di cuenta de que lo que había sentido antes no era más que el simple reflejo de lo que era el amor.



"¿Cómo se puede querer tanto a alguien y no saber hacerlo feliz?"

¿Recuerdas esa pregunta? Fue la última que me hiciste. 





sábado, 1 de febrero de 2014

El amor no es para nosotros.

Llega un momento donde las huellas no avanzan, y se quedan en eso, en huellas.
Lo de caminar juntos,
lo de gritar juntos,
lo de derribar muros de presentes inseguros.

Que dicen que cuando piensas si quieres a alguien, es cuando le dejas de querer.
Y es lo mismo que abrir los ojos en medio de un beso.
Se pierde lo que había, llegas a un acantilado, y entre adioses y patadas llega la hora de la despedida.
Por eso, por el simple hecho de abrir los ojos en un beso.


He aprendido de ti mucho y muy poco llevaré a cabo.
Lo más importante que he aprendido,
es que nada es para siempre.
Que hay que saber reconocer el momento donde se separan nuestros cuerpos.
Las alas hay un momento en el que se deshacen. Y los mejores libros también llegan a su fin.
También que
echar de menos duele más
cuando no hay distancia de por medio,
y que la distancia duele más
cuando dejas de echar de menos y empiezas a echar de más.
También me dejo una parte de mí contigo, cinco intentos y mil fracasos.

Pero no regreses a mi vida cuando bebas más de la cuenta, o cuando no tengas a quien mate monstruos miedos por ti, ni busques mi nombre en whatsapp cuando te apetezca demasiado eso que nos gustaba hacer y nos quedaba tan bonito.
Por eso, que me voy, y no voy a volver.
Por eso de que abrí los ojos en un beso, y lo que es peor, me choqué con tu mirada.
Por esa manía nuestra de reencontrarnos en sueños. Ya te veré allí y te daré un par de besos, si eso...
Hasta luego entonces, hasta siempre.

Cuídame, y cuídate de mi recuerdo.
Cuídanos del frío que no se quiere ir de febrero.
Y de las ganas que nos tiene el maldito olvido.



El amor es para valientes, para vivir sin límites. 

No para nosotros, que nos tocamos y destruimos al mismo tiempo.


Y ya sabes, cuídate/nos.