Pero también pienso que las flores engañan, porque la primavera puede ser tan destructiva como el invierno.
Ni siquiera sé por qué escribo, si antes sólo lo hacía cuando echaba de menos
Necesito que me ayudes a ordenar el desastre de mí que hay ahora. Y supongo, que como siempre, sólo sabes hacer tú.
Que contigo todo es distinto, más bonito, y eso es lo que quiero, que maquilles este caos del rojo cereza de tus labios.
La que era capaz de iluminar Gran Vía con su paso firme y su sombrero negro. Se sabe la cantidad exacta de cosquillas para desquiciarme y el número exacto de amaneceres para enamorarme. La que todos eran capaz de reconocer, y tan pocos conocían.
También hay que elegir bien con quién compartir la primavera.