jueves, 12 de junio de 2014

Por si vuelves.

Si vuelves es probable que yo me vaya. Porque al fin y al cabo a eso jugamos. A que cuando tú vas, yo vuelvo. Y a que cuando tú vuelves, yo ya me he ido y he vuelto tres veces. La ecuación es fácil. Tú sí, yo no. Yo sí, tú no.
Al final salí corriendo, como siempre. Y joder que si corrí. Corrí tanto que, por si vuelves, que sepas que probablemente esté allí. Si, allí. Donde te dije que estaría si algún día me daba por marcharme. Y todavía tendré que darte las gracias por las vistas.
Espero que esperes que merezca la pena. Espero que esperes que me vaya bien. Eso es lo que hace la gente como nosotros. Desearse cosas que no desean con el deseo de que pase todo lo contrario. Espero que no esperes que te espere.

Que si una vez duele, dos veces duelen más y tres ya ni te cuento. Pero que te voy a decir a ti que tú no sepas. Pero a la cuarta fue la vencida, y yo que siempre he sido de apurar convocatorias, a lo mejor te espero. Aunque sea para volver a dejar el examen en blanco. Como tu sonrisa. Vaya, ahora recuerdo por qué siempre me daban ganas de volver.
Así que voy a sonreír en blanco, para que flipes en colores, por fastidiar. Que ya no suspendo, que paso de Septiembre. Los finales del verano nunca trajeron nada bueno. Que si quieres volver, que vuelvas. Y si no, que te vaya bien. Saluda a tu bipolaridad de mi parte.
Que podría escribir todo esto de manera más ordenada, pero que yo en mi desorden siempre encuentro las cosas. Y que no me da la gana. No me da la gana, no me da la gana, no me da la gana de volver. Hoy, si quiero, puedo tener cinco años. Da igual. Es igual. Sigues igual. Me da igual. Es la primera vez que me resultan útiles aquellas aburridas clases de lengua. Mejor no hablemos de lenguas, mejor sólo morderlas. Silencio. En silencio. Tic-tac.


Adiós.






viernes, 6 de junio de 2014

Con el tiempo.

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Que el amor no significa follar y una relación no significa seguridad. Y uno empieza a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas. Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. 
Uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes. Los futuros tienen esa estúpida forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol en invierno quema. Que hay que plantar tu propio jardín en lugar de esperar a que alguien te traiga flores.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de una persona sólo por compañía a tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de superhéroes.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados por cuatro.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba ya no tiene ningún sentido.